Estamos viviendo un momento decisivo para el futuro ambiental de México, especialmente de una zona ya considerada de sacrificio ambiental y de las más contaminadas del país, el Valle del Mezquital, en Hidalgo.


Entre discusiones apresuradas, discursos verdes y promesas de “innovación”, se aprobó la Ley General de Economía Circular (LGEC) y avanza el proyecto del Parque de Economía Circular en esta zona de Hidalgo.

Desde Greenpeace México queremos dejar algo muy claro: rechazamos ambos proyectos. Y no estamos solos. Comunidades, organizaciones, activistas y especialistas han denunciado la falta de información, la prisa injustificada y la ausencia de un proceso realmente participativo.

¿Qué está pasando con la Ley General de Economía Circular?


En teoría, la LGEC busca impulsar un modelo donde los materiales y residuos se reduzcan, se reutilicen y se reincorporen a los ciclos productivos. Suena bien, ¿no? Pero la realidad es mucho más preocupante. A pesar de las alertas de organizaciones sociales y ambientales, la ley fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras y en tiempo récord: menos de 24 horas, sin discusión abierta ni participación ciudadana.

1.-Porque apuesta por quemar basura como “solución”

La ley coloca a la termovalorización —quemar residuos para obtener energía— como pieza clave. Mientras que el Parque Ecológico y de Reciclaje de Hidalgo, aunque en el discurso se niega, también tendrá a la termovalorización de residuos como uno de sus componentes principales. Incluso el gobierno ya cuenta con acuerdos para la participación en el Parque de empresas que convierten residuos plásticos en energía (mediante la termovalorización) como PET Gas y Greenback. Pero la economía circular parte de una idea mucho más simple: el mejor residuo es el que no se genera.


Una verdadera economía circular parte del rediseño de productos para que sean de buena calidad, durables, reutilizables, reparables, que se puedan reacondicionar y mantener en uso.no del mantenimiento de la producción y consumo masivos de productos diseñados para convertirse en residuos, como los plásticos desechables o la moda rápida.

Además, la incineración, incluidas las nuevas tecnologías que se impulsa con la Ley y el Parque:
● Produce gases de efecto invernadero, dioxinas y furanos tóxicos.
● Es costosa de implementar y mantener.
● Requiere grandes cantidades de basura para funcionar, lo que desincentiva la reducción de residuos.
● Una economía circular basada en quemar basura no es circular. Ni economía, ni solución.

2.-Porque pone en riesgo la salud y el ambiente

La ley omite considerar el derecho a la salud. No regula adecuadamente sustancias nocivas ni incorpora políticas preventivas puesto que se podrían incrementar los costos económicos y sociales a largo plazo en atención médica curativa. Además, se coloca a la Secretaría de Economía al frente de decisiones que deberían incluir criterios de salud y derechos humanos. Y abre la puerta a mecanismos como créditos de carbono y bonos verdes, que muchas veces funcionan como excusas para evitar cambios reales.

3.-Falsa Responsabilidad Extendida del Productor (REP)

La REP debería obligar a las empresas a rediseñar productos para que duren más, se reparen, reutilicen, reacondicionen, así como a asumir responsabilidades por sus impactos ambientales y sociales. Pero en esta ley la REP no es obligatoria ni estricta, sino gradual, flexible y sujeta a acuerdos voluntarios.
El modelo es “extraer, hacer y tirar”, el clásico modelo lineal, manteniendo la presión sobre los recursos naturales, porque incentiva la extracción, y la continuación de los impactos generados por la excesiva producción de residuos.

¿Y qué pasa con el Parque de Economía Circular en Hidalgo?

Este proyecto se presenta como una iniciativa de “restauración integral” en Tula y Atitalaquia. Pero quienes viven ahí cuentan otra historia.

Hablamos de una zona declarada “infierno ambiental” por la cantidad de industrias, presentes en la zona, como las cementeras, así como la refinería Miguel Hidalgo de Pemex y la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos de la CFE. A lo que se suma el manejo de aguas residuales del Valle de México, que llegan al Río Tula y se acumulan en la Presa Endhó.

Las personas han enfrentado por años enfermedades respiratorias, cáncer y contaminación en agua, aire y suelo. Por ello han denunciado la construcción del parque, baja argumentos de que ya no quieren más contaminación.
El próximo 14 de diciembre se llevará a cabo una consulta ciudadana sobre el parque, pero las comunidades denuncian que se trata de una simulación, ya que la Semarnat actúa como juez y parte, define ritmos, controla la información y dirige políticamente el proceso.


El proyecto incluye riesgos graves:
● Contempla la quema de residuos plásticos para convertirlos en energía y evalúa la incineración de llantas mediante “pirólisis”, un proceso que puede generar compuestos altamente tóxicos, residuos peligrosos y riesgos de incendio y explosión.
● Además, la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) —obligatoria por ley— ni siquiera ha comenzado. Un proyecto industrial de este tamaño no puede ni debe avanzar sin ese estudio.
● Ha estado envuelto en un proceso poco transparente con nula participación ciudadana.

Y aclarando… la Semarnat convocó de último minuto a organizaciones de la sociedad civil, incluida Greenpeace México, a lo que llamó una reunión “informativa” sobre el Parque de Economía Circular.


Para nosotras y nosotros, fue un intento de legitimar la idea de que existe participación ciudadana real en este proyecto y en la reciente aprobación de la Ley General de Economía Circular, cuando no es así.

Nuestra postura


En un país que genera más de 115 mil toneladas de residuos al día, y donde casi el 90% de los sitios de disposición final son tiraderos a cielo abierto, es urgente actuar. Necesitamos reducir los desechos, rediseñar productos para que sean reutilizables, durables y de buena calidad, y fortalecer políticas verdaderamente circulares.


México necesita leyes que protejan la salud, el ambiente y a las personas, NO que faciliten negocios contaminantes y perpetúen la crisis ambiental.