• 261 hectáreas serán desmontadas para construir terminal de carga del tren
  • 12 especies están en riesgo, entre ellas el pavo ocelado, ave endémica

El Tren Maya ya no es sólo de pasajeros: es de carga y de despojo.

Desde el anuncio e inicio del proyecto, Greenpeace México, organizaciones aliadas, expertos y comunidades denunciaron que el Tren Maya no era sólo un proyecto turístico, sino un megaproyecto de infraestructura que abriría paso al despojo y devastación ambiental a gran escala en el sureste mexicano. 

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) acaba de autorizar actividades de desmonte para la construcción de una terminal multimodal del tren maya en Cancún, en un predio de 261 hectáreas. Esta fase amenaza con consolidar un modelo extractivista que pone en grave riesgo la biodiversidad, los territorios indígenas y el equilibrio ecológico de toda la región.

Ahora lo estamos viendo con claridad: inicia la fase de carga, diseñada para facilitar el transporte masivo de mercancías y recursos naturales.

El pavo ocelado, orgullo cultural y natural de la península, es ahora víctima del falso desarrollo.

El gobierno sigue insistiendo en que el Tren Maya es un proyecto de “desarrollo sostenible” y de “respeto ambiental”, pero esta autorización muestra lo contrario:

  • Un terreno de 261 hectáreas será destinado a este fin. (Esto equivale a 261 campos de fútbol. Si fueran continuas, te podría tomar hasta 5 horas de caminata continua atravesar una superficie de este tamaño). 
  • 12 especies están en riesgo, entre ellas el pavo ocelado, ave endémica y culturalmente importante.
  • Una obra concebida no para transporte de personas locales, sino para infraestructura de carga, que es la verdadera lógica del proyecto.

Esto refuerza el señalamiento de comunidades de la península de Yucatán y de la campaña México al grito de ¡Selva!: el Tren Maya es un megaproyecto extractivista y de despojo, no un proyecto comunitario.

La SEMARNAT vuelve a actuar como aval ambiental del ecocidio, en lugar de frenar la devastación. Desde Greenpeace México exigimos un gran acuerdo que proteja la Selva Maya de todas las amenazas que la acechan día tras día.