¡Que vivan las socias y socios que nos dieron libertad!
¡Que viva el medio ambiente!
¡Que viva la biodiversidad!
¡Que viva nuestra lucha!
Por Angélica Simón
En México cada septiembre, el mes patrio, celebramos la independencia, la libertad, celebramos que hombres y mujeres tuvieron el coraje, la voluntad de rebelarse ante la opresión y la injusticia y tomar las riendas de su destino como nación.
Pero más que un recuerdo histórico, esta lucha sigue siendo una necesidad, los actores son distintos pero el origen es igual: la búsqueda de un beneficio personal a costa de lo que sea, sin importar la naturaleza, las otredades, la justicia, la vida.
Mexicanas y mexicanos, tenemos la oportunidad de replicar, de decidir cómo queremos construir nuestro presente y nuestro futuro ¿a la sombra de los intereses de unos cuántos, o bajo el resplandor de una independencia económica que legitima nuestra causa: un medio ambiente sano que permita la vida, no como un privilegio para unos cuantos, sino como un derecho para cada ser que habita nuestra hermosa y única casa: el planeta.

Para las organizaciones no gubernamentales la independencia económica lo es todo: es la base de las otras libertades: la política y la libertad de actuación.
Que se diga claro y fuerte: no se puede hablar con voz firme ni actuar con libertad plena si la independencia económica está comprometida.
En Greenpeace México tenemos el enorme, enorme orgullo de ser independientes económica y políticamente, de decidir sin ataduras, de hablar sin sesgos, de actuar sin línea, de ser incómodos, de guiarnos solo por la convicción con firmeza y libertad.
¿Y a quién debemos esta libertad?
Como muchas organizaciones que carecen de financiamiento o presupuesto gubernamentales, en Greenpeace México pedimos apoyo económico a la sociedad para trabajar por el medio ambiente, y rendimos cuentas por ello, peso a peso recibido.
No recibimos dinero de empresas ni de gobiernos. No, es no. Nuestros principios no se negocian, no se venden, no se compran.
Nuestra libertad es el fruto del apoyo de hombres y mujeres con quienes compartimos la misma causa: la defensa y protección del medio ambiente.

Con ellas y ellos compartimos también las ganas de hacer, la lucha contra la indolencia, contra la pasividad; compartimos la energía, la valentía y las ganas de ganar, de salvar a la Selva Maya y al jaguar; a la tortuga, la ballena y a su hogar, el inmenso océano amenazado por la contaminación plástica y también compartimos el reto y el trabajo constante para frenar el cambio climático.
Gracias a ustedes, socias y socios por acompañar nuestro trabajo, más aún, por hacerlo posible. Gracias por financiar la resistencia, la esperanza, la defensa.
Gracias porque son los héroes y heroínas que nos dan libertad.