Hace años se acercó a mí por primera vez un chico con chaleco verde, me habló de las ballenas, del calentamiento global, de la contaminación de los ríos y del aire. Hice como si nunca hubiera escuchado de Greenpeace pero ya los conocía desde niña por las películas y documentales, aunque no sabía que estaban en México.

Años después tuve la oportunidad de participar de una forma más activa, conocer cómo se trabaja dentro de la organización; conocí a muchas personas que compartían su trabajo, tiempo, habilidades y estudios para dar a conocer las problemáticas ambientales a las que nos estamos y estaremos enfrentando, y la oportunidad que tenemos como ciudadanos de actuar en defensa del medio ambiente, de nuestro planeta y de las especies con las que lo compartimos. 

Fue uno de los trabajos más complicados que he tenido, me enfrenté a mí misma, a mis prejuicios, a valorar y escuchar con respeto los diferentes puntos de vista, a aceptar las críticas y a disfrutar las conversaciones de personas con historias que te inspiran a seguir luchando, comprometerte con ellas a hacer todo lo que esté en tus manos para lograr las promesas. Cambiar una firma por una esperanza de un mundo más verde, más justo, un mundo mejor.

Protest for Sustainable Urban Transport  Project in Mexico City. © Ilse Huesca Vargas
© Ilse Huesca Vargas

Continué mi camino como voluntaria, donde ya conociendo lo difícil que era encontrar a aquellas personas que confían en nosotras, que apoyan con donaciones, con firmas, con palabras de apoyo, pude valorar todo el apoyo recibido porque gracias a cada persona es posible que se investigue, se estudie, se difunda la información encontrada, se exponga, se exija, se hagan actividades que incomoden a los responsables de los daños al medio ambiente, se trabaje y se alcancen los logros. Todo eso, para comenzar de nuevo como se ha hecho desde 1993.

Para mí, ser voluntaria me cambió la vida, me demostró el verdadero poder de la gente, cómo sumándonos podemos alcanzar cosas que solo se veían posibles en los sueños.

No soy una pseudoambientalista, y no necesito ser ambientalista para exigir que los gobiernos hagan su trabajo, que las empresas realicen estudios, se hagan responsables de sus residuos y que cumplan con las leyes medioambientales, no necesito un título que me diga qué sí y qué no puedo exigir porque la Tierra es el Hogar de todas las personas, y de todas, la responsabilidad de cuidarlo.

© Greenpeace México

En cada actividad en la que participo mi respeto por los activistas crece, porque si hacen su trabajo son ignorados o son acusados de servir a sus propios intereses, cuando debería ser interés de todas y todos luchar por el medio ambiente.

Y es así como participo, sin percibir un sueldo por ello, cumpliendo con los protocolos de seguridad, siguiendo los lineamientos de no consumo de carne, nos hospedamos en casas en renta, compartiendo habitaciones y cocinando nuestros propios alimentos, haciendo que cada viático adquirido con el apoyo de mexicanas y mexicanos de a pie que donan a Greenpeace sea usado responsablemente, porque sé el trabajo que cuesta donar, el que cuesta conseguir esa donación y lo que se busca alcanzar con ella.

El día que nos manifestamos pacíficamente por la defensa de la Selva Maya, llegamos aún con la luna iluminándonos. El daño aún no se veía, pero el sol fue mostrando poco a poco los árboles caídos, las pisadas de los animales en su huida, aún se escuchaban las aves cerca, confundidas. El sol iluminó las máquinas, las pisadas humanas, el paso del hombre y su fuerza usada en contra de un pedazo de selva. El sol nos abrió los ojos, nos demostró el daño que hacemos cuando nuestro ego es más fuerte que nuestra conciencia.

© Greenpeace México

Sé que para alcanzar los objetivos planteados se requiere de muchas personas uniéndose, trabajando juntas, enfrentándose a más críticas que palabras de aliento. Pero cuando finalmente se logran, sabemos que le estamos dando a ese pedacito del planeta un pequeño respiro, al menos un día más.

© Greenpeace México
Tren maya - deforestación
Protejamos la selva maya

Sin una Manifestación de Impacto Ambiental objetiva y fundada en estudios científicos, la construcción del Tramo 5 del Tren Maya debe parar.

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