Los microplásticos en el cuerpo humano generan una seria preocupación entre la comunidad científica y organizaciones de salud a nivel global. Estas diminutas partículas, menores a 5 milímetros, se convirtieron en un tema crucial debido a recientes investigaciones sobre su presencia en alimentos.

Pero…¿Cómo llegaron ahí? Investigadores en diversas regiones del mundo, encontraron la presencia de microplásticos en alimentos que se consumen habitualmente como la sal de mesa, pescados, goma de mascar, mariscos, miel, leche, refrescos y agua embotellada. 

Sin embargo, no solo hay que cuidar los alimentos que consumimos, sino también existen microplásticos en el aire que respiramos, como lo señaló la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México en noviembre de 2021, cuando aseguró que cada habitante de la capital mexicana ingiere una cantidad equivalente al plástico usado para crear una tarjeta del transporte público cada semana.

 Mano sosteniendo varios microplásticos recogidos de la arena en una playa de Galicia, visibilizando la contaminación plástica en el entorno natural.
Millions of pellets, small white plastic balls, have been flooding the Galician coasts in recent weeks. Several containers from the Liberian-flagged ship Toconao fell into the sea in December, one of them being loaded with bags of pellets. Some bags could be collected intact, but many were broken and now there are millions of tiny plastic balls scattered along the Galician coast, causing an ecological disaster.

Un estudio publicado en el Annals of Global Health en 2023 concluyó que algunas de las sustancias químicas añadidas a los plásticos como los ftalatos y los bisfenoles son altamente tóxicas, pues representan riesgos significativos para la salud humana y el medio ambiente.

Asimismo, investigadores de la Universidad de Nueva York encontraron que la sal de mesa contiene microplásticos, hallazgo que fue reafirmado por otra investigación de Greenpeace East Asia y la Universidad Nacional Incheon en Corea del Sur, el cual determinó que 90% de la sal de mesa contiene microplásticos.

Otro análisis publicado en el Journal of Hazardous Materials detectó más de 250 mil microplásticos en la saliva de un participante tras 60 minutos de masticar una sola pieza de goma de mascar.

Muestras de agua del río Rin observadas al microscopio con distintos tipos de microplásticos: microesferas, gránulos, nurdles y partículas con inclusiones de gas.
Microplásticos observados al microscopio en muestras de agua tomadas por Greenpeace en el río Rin. Se observan diferentes tipos: microesferas, microesferas con inclusiones de gas, gránulos esféricos, gránulos de plástico y gránulos alargados, también llamados nurdles. Las muestras se obtuvieron durante una excursión con el barco Beluga II de Greenpeace. © Greenpeace

Por su parte, una investigación de la Universidad de Yale, afirma que de acuerdo el consumo promedio de refresco por persona al año, la presencia de microplásticos en el cuerpo podría alcanzar hasta 37 mil 653 piezas por persona al año. 

De acuerdo con datos presentados en el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica (INFCP) en 2023, el cual fue elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), los microplásticos pueden generar daño físico en los tejidos, acumularse en los sistemas digestivos, provocando una falsa sensación de saciedad, que genera desnutrición. También se ha evidenciado que pueden transportarse a través de las cadenas alimenticias.

De esta forma, es posible afirmar que ahora, los microplásticos están en todas partes: en el aire, el agua potable, los alimentos y también en productos de uso diario como cosméticos y textiles, por lo que su capacidad para ingresar al cuerpo y permanecer en él plantea interrogantes urgentes sobre las consecuencias de los microplásticos en la salud humana.

Primer plano de microplásticos encontrados en la playa.
¡Alto a la contaminación plástica!

Los plásticos ya están en nuestra sangre, pulmones y alimentos. Necesitamos frenar su producción.

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¿Qué son los microplásticos y cómo afectan a la salud?

La presencia de los microplásticos no solo es visible en el cuerpo, sino también en especies de alto consumo humano. Un análisis de Greenpeace México en conjunto con el Centro para la Diversidad Biológica, Barco Lab, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el Laboratorio de Biodiversidad y Conservación Arrecifal de la UNAM, y el Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana, reveló que el 20% de los 755 peces muestreados, los cuales pertenecen a especies que se comercializan habitualmente, contienen microplásticos en el estómago

Microplásticos de diferentes formas y tamaños, como microesferas, nurdles y gránulos alargados, observados al microscopio en una muestra del río Rin
Microplástico bajo el microscopio © Greenpeace

Aunque el estómago no es una parte comestible del pescado, los microplásticos actúan como vectores de sustancias químicas tóxicas como ftalatos, bisfenol A (BPA), PCB y metales pesados que podrían transferirse a los tejidos comestibles, afectando directamente la salud humana.

Respecto a los efectos de los microplásticos en el sistema digestivo, una investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona, demostró que incluso al preparar una simple infusión con bolsitas de té hechas de nailon o polipropileno, se liberan millones de partículas plásticas por mililitro de agua. Estas partículas llegan al tracto digestivo y pueden ser absorbidas por las células intestinales, afectando la función mucosa y causando inflamación.

Uno de los principales efectos de los microplásticos en el sistema digestivo es la alteración del microbioma intestinal, crucial para una buena digestión y el sistema inmune. La exposición prolongada puede generar desequilibrios que comprometen la salud humana.

Peces y desechos plásticos en el Mar de los Sargazos
Se observan peces ballesta con restos plásticos entre el sargazo del Mar de los Sargazos, una región única en el Atlántico Norte que alberga una gran diversidad de vida marina, incluyendo tortugas bobas y verdes. © Shane Gross / Greenpeace

¿Qué pasa si comemos microplásticos?

Una de las consecuencias de los microplásticos más preocupantes es su potencial capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica, una estructura que protege al cerebro de toxinas. Investigadores de la Universidad de Rhode Island demostraron que los microplásticos, al entrar en el sistema digestivo, pueden pasar al torrente sanguíneo y alcanzar el cerebro, donde inducen inflamación y cambios en el comportamiento, al menos en estudios con ratones.

Un estudio denominado “Los micro y nanoplásticos rompen la barrera hematoencefálica (BHE): se revela el papel de la corona biomolecular” publicado en la revista Nanomaterials en 2023, utilizó modelos computacionales para inferir que ciertas nanopartículas plásticas, al estar recubiertas de colesterol u otras proteínas, logran atravesar esta barrera, abriendo paso a posibles daños neurológicos

Muestra de agua y sedimento para realizar investigación de microplásticos.
Los científicos toman muestras de agua y sedimentos, las filtran y analizan la composición química de los microplásticos encontrados en el laboratorio del barco Beluga II de Greenpeace. © Oliver Tjaden / Greenpeace

Estos investigadores de la Universidad de Viena asociaron la presencia de microplásticos en el cuerpo humano con un mayor riesgo de contraer enfermedades como Alzheimer y Parkinson, dos trastornos neurodegenerativos de alta prevalencia.

Por si esto fuera poco, se ha comprobado que los microplásticos también afectan al sistema inmunológico. Un estudio publicado en Frontiers in Toxicology en 2022, reveló que los microplásticos al ser ingeridos o inhalados son detectados por los macrófagos, los cuales son células que defienden al cuerpo de agentes extraños y generan reacciones inflamatorias. A largo plazo, esta respuesta constante podría debilitar la capacidad inmunológica.

En este sentido, el doctor Gregorio Rafael Benítez Peralta, académico del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que la presencia constante de micro y nanoplásticos puede provocar inflamación crónica en órganos vitales como el hígado, pulmones o riñones, afectando su funcionalidad.

Banquete de Plástico en el Senado de la República en México; se simulan peces elaborados con piezas y residuos plásticos.
Greenpeace organiza un banquete frente al Senado de la República en la Ciudad de México para concientizar sobre la contaminación por plásticos y microplásticos. Diversos platillos creativos y coloridos elaborados con desechos plásticos se presentan en una mesa de buffet. © Ilse Huesca / Greenpeace

Consecuencias de los microplásticos en la salud humana

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los microplásticos ya se encuentran en todos los niveles de la cadena alimentaria y en el agua potable. Esto significa que, incluso sin darnos cuenta, estamos expuestos diariamente a estas partículas. 

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que se producen 400 millones de toneladas de residuos plásticos al año, y que esta cifra se triplicará para 2060 si no se toman medidas urgentes.

En México, casi todas las legislaciones estatales han prohibido plásticos de un solo uso, pero Greenpeace México señala que esto no es suficiente. Se requiere una Ley Antiplásticos nacional que prohíba los plásticos de un solo uso más contaminantes,  incluida la prohibición de productos con microplásticos, y que asigne responsabilidades a las empresas que comercializan y producen estos artículos.

Activistas de Greenpeace colocan una instalación que muestra una ola hecha con plástico desechable frente al Senado mexicano; en ella se lee "Un minuto sin legislar, una tonelada de plástico en el mar".
Activistas de Greenpeace colocan una instalación que muestra una ola hecha con plástico desechable frente al Senado mexicano. La acción busca exigir una ley que prohíba el uso de plásticos de un solo uso y detenga el tsunami de contaminación que este material está ahogando al planeta. © Ilse Huesca / Greenpeace

También es fundamental la educación ciudadana con acciones tan simples como reducir el uso de plásticos, especialmente los de un solo uso, elegir productos libres de microperlas y exigir a las empresas que nos brinden alternativas que pongan en riesgo nuestra salud ni la del planeta.

La enorme preocupación por los microplásticos en el cuerpo derivó en la realización de diversas investigaciones que coinciden en las inminentes consecuencias de los microplásticos en la salud humana a causa de su potencial tóxico, inflamatorio y neurodegenerativo. 

Los microplásticos no son solo un problema marino, sino un desafío sanitario global que necesita atención inmediata. ¡Actúa hoy por un futuro libre de microplásticos! Súmate a la campaña de Greenpeace México y alza la voz por tu salud y la del planeta. Cada firma cuenta, cada acción suma. ¡Únete!