La península de Yucatán es uno de los casos más significativos de lucha por la justicia ambiental en México. En esta región confluyen múltiples problemáticas socioambientales que afectan directamente a los pueblos indígenas mayas y sus derechos.
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, es fundamental reconocer la lucha que estas comunidades han sostenido —y siguen sosteniendo— por la defensa del territorio, el medio ambiente y su forma de vida. Una batalla que se ha intensificado durante la última década.

¿Por qué luchan las comunidades mayas?
De acuerdo con datos del Centro de Derechos Humanos Utsil Kuxtal y la Alianza Maya por las Abejas, por lo menos desde 2018, los principales motivos de la lucha por la justicia ambiental en la península de Yucatán son:
- El desarrollo de proyectos inmobiliarios
- Destrucción de semillas nativas
- Construcción del Tren Maya
- Minería
- Establecimiento de mega granjas porcícolas y avícolas

Desde Greenpeace hemos denunciado en reiteradas ocasiones que estos factores no solo dañan los ecosistemas, sino que también rompen el tejido social y despojan territorialmente a las comunidades mayas, poniendo en peligro sus sistemas de vida y riqueza biocultural.
¿Cuáles son los principios de la justicia ambiental?
La justicia ambiental busca corregir las desigualdades históricas en la forma en que se distribuyen los impactos ambientales. Reconoce que diversas comunidades —sobre todo las más vulnerables— han sido forzadas a cargar con la peor parte de la contaminación, la destrucción ambiental y el despojo.
Uno de sus principios clave es que ningún grupo humano debe soportar desproporcionadamente las consecuencias negativas del modelo de desarrollo, como sucede con los pueblos indígenas mayas en la península.

¿Qué tiene que ver la justicia ambiental con los pueblos indígenas mayas?
La defensa del territorio en la península de Yucatán refleja con claridad las dimensiones fundamentales de la injusticia ambiental:
- La distribución desigual de los daños ambientales
- La falta de participación efectiva en las decisiones que afectan a sus territorios
- Y la violación de derechos individuales y colectivos
Actualmente, la península de Yucatán enfrenta una grave crisis ambiental causada por la pérdida de 80 mil hectáreas de cobertura forestal anualmente, esto equivale a unas 270 canchas de fútbol diariamente; además de la degradación ambiental, incluyendo la contaminación del agua, la tierra y el aire.

En México, la justicia ambiental también implica el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia. Sin embargo, cuando los pueblos indígenas mayas ejercen estos derechos, frecuentemente enfrentan criminalización y hostigamiento judicial.
A pesar de ello, las comunidades han encontrado formas de defenderse legalmente, como la denuncia popular y la acción colectiva, herramientas que han sido clave para exigir la reparación del daño y frenar nuevas amenazas.
La selva grita, los pueblos resisten
Desde Greenpeace acompañamos y respaldamos la lucha de las comunidades mayas en defensa de la justicia ambiental. La península de Yucatán es un símbolo de resistencia frente a un modelo colonialista y extractivista que prioriza el lucro sobre la vida, y frente a la inacción de quienes tienen la responsabilidad de proteger tanto a las personas como al territorio.
La selva grita, los pueblos resisten. Alza la voz por la selva maya. ¡Súmate a la defensa!

Exige acciones reales para protegerla y respetar los derechos de sus pueblos.
Firma la petición