2025 se perfila como uno de los años más calurosos de la historia. Mientras los gobiernos se preparan para reunirse en Belém para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP30 será una prueba decisiva del compromiso global para mantener el planeta dentro del límite de 1,5 °C. Celebrada en el corazón de la Amazonía, esta COP tiene un enorme peso simbólico y político. La Amazonía no solo es la selva tropical más grande del mundo, sino también uno de los reguladores climáticos más importantes. De ahí que la protección de la selva tropical es esencial para limitar el calentamiento global y preservar la vida en la Tierra.

De cara a la COP30, Greenpeace insta a los gobiernos a convertir las promesas en acciones concretas mediante una ambiciosa agenda forestal y climática que priorice a las personas, la justicia y el planeta. Esto es por lo que luchamos en Belém y más allá:

1. Un plan de acción forestal global para poner fin a la deforestación y el colapso de los ecosistemas

La Amazonía y otros ecosistemas críticos están llegando a puntos de inflexión que podrían desencadenar una alteración climática irreversible. Greenpeace exige un plan de acción forestal global para poner fin a la deforestación y la degradación forestal a más tardar en 2030. Los gobiernos deben comprometerse con la deforestación cero, la pérdida cero de ecosistemas y la protección total de los territorios indígenas.

Aerial Monitoring of Fires and Deforestation in the Amazon. © Marizilda Cruppe / Greenpeace
Media Library ID: GP0SU6PIF. Monitoreo aéreo de incendios y deforestación en la Amazonía. Greenpeace Brasil realizó un estudio aéreo en la región amazónica para monitorear la deforestación y los incendios forestales. © Marizilda Cruppe / Greenpeace

La agricultura industrial, la minería y la tala siguen provocando la destrucción a un ritmo alarmante. Empresas como el gigante cárnico JBS, líder mundial en la industria, deben rendir cuentas por la pérdida de bosques vinculada a sus cadenas de suministro. Las instituciones financieras que financian estas industrias también deben someterse a regulaciones vinculantes para dejar de financiar la destrucción.Proteger y restaurar los bosques es una de las maneras más efectivas y asequibles de reducir las emisiones, proteger la biodiversidad y salvaguardar los medios de vida de los pueblos indígenas. Un futuro habitable depende de ello.

Aerial Monitoring of Fires and Deforestation in the Amazon. © Marizilda Cruppe / Greenpeace
Respeta el Amazonas

Exige a los líderes políticos que cumplan su promesa de detener la destrucción del Amazonas.

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2. Una respuesta contundente a la brecha de ambición de 1,5 °C, incluyendo una transición rápida y justa hacia energías renovables

El último Informe sobre la Brecha de Emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) concluye que los nuevos compromisos climáticos nacionales en el marco del Acuerdo de París solo han reducido ligeramente el aumento de temperatura proyectado para este siglo, dejando al mundo encaminado hacia un calentamiento de entre 2,3 y 2,5 °C. El informe compara los compromisos de los países con lo necesario para mantenerse por debajo del límite de 1,5 °C, según las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN, los planes oficiales de reducción de emisiones que cada país presenta en el marco del Acuerdo de París).

La industria de los combustibles fósiles es la principal responsable de la crisis climática. En todo el mundo, las comunidades se enfrentan a una creciente ola de desastres meteorológicos extremos, como olas de calor más prolongadas, inundaciones sin precedentes, tormentas devastadoras e incendios forestales incontrolables. Estos eventos están destruyendo vidas, hogares y ecosistemas, y la ciencia no deja lugar a dudas de que los combustibles fósiles son la causa.

Aftermath of Floods in Valencia, Spain. © Gabriel Gallo / Greenpeace
Media Library ID: GP0SU37PA. Consecuencias de las inundaciones en Valencia, España. © Gabriel Gallo / Greenpeace

Sin embargo, las corporaciones petroleras, gasísticas y carboneras, junto con sus patrocinadores multimillonarios, siguen ejerciendo una influencia perjudicial en las negociaciones internacionales. En la COP30, Greenpeace insta a los gobiernos a comprometerse con un Plan de Respuesta Global para intensificar la acción climática y a presentar planes claros para la transición hacia energías limpias, como parte de una transición justa.

Greenpeace rechaza falsas soluciones como la compensación de carbono, la captura y almacenamiento de carbono (CAC) o las lagunas legales de las emisiones de carbono neto cero, que permiten a los contaminadores retrasar las reducciones reales de emisiones. Ya existen soluciones reales y la transición hacia la energía limpia está avanzando. Los pueblos indígenas y las comunidades locales también están implementando iniciativas exitosas sobre clima y biodiversidad, basadas en el conocimiento tradicional y la gobernanza comunitaria.

La única manera de respetar el límite de 1,5 °C es mediante reducciones profundas, rápidas y equitativas en el uso de combustibles fósiles, poniendo fin a la deforestación y la pérdida de ecosistemas, y garantizando los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, así como el apoyo a sus soluciones

3. Financiación y contabilidad climáticas

Las comunidades más afectadas por la crisis climática sufren impactos devastadores mientras que las grandes empresas contaminantes siguen lucrándose. La justicia climática exige que los principales responsables paguen lo que les corresponde, desde las petroleras y gasísticas hasta los multimillonarios. Greenpeace solicita financiación pública adicional para la adaptación climática, la reducción de emisiones y la mitigación de pérdidas y daños. Los países desarrollados y ricos deben cumplir de una vez por todas con los compromisos financieros que prometieron hace tiempo en el marco del Acuerdo de París.

Greenpeace también exige responsabilidades a las empresas de combustibles fósiles y agroindustrias cuyas emisiones están impulsando la crisis. Los gobiernos deben imponer impuestos a las empresas contaminantes para financiar la recuperación y las soluciones climáticas.

Los recursos existen. Un pequeño impuesto a tan solo siete de las mayores petroleras y gasísticas del mundo, por ejemplo, podría aumentar el fondo de la ONU para la respuesta a pérdidas y daños en más de un 2000 % y contribuir a paliar los costes de los fenómenos meteorológicos extremos. Un impuesto justo sobre la inmensa riqueza de los multimillonarios podría financiar la prevención de inundaciones, la calidad del aire, las ciudades sostenibles, la vivienda asequible y la protección de la naturaleza. 
El nuevo Fondo para Pérdidas y Daños acordado en la COP28 debe estar plenamente operativo y debidamente financiado en la COP30, al tiempo que se debe incrementar significativamente la financiación para la adaptación. La justicia climática es una cuestión de equidad y supervivencia, no de caridad.

4. Protección de los pueblos indígenas y defensores del medio ambiente

En la Amazonía y más allá, los pueblos indígenas y las comunidades locales defienden los bosques, los ríos y los territorios de la explotación, a menudo con gran riesgo personal.

4th Indigenous Women’s March and Meeting with the Ministry of Women and Development in Brasilia. © Scarlett Ramos / TAG / Greenpeace
Media Library ID: GP0SU6FTW.4.ª Marcha de Mujeres Indígenas y reunión con el Ministerio de la Mujer y el Desarrollo en Brasilia. © Scarlett Ramos / TAG / Greenpeace

El liderazgo indígena es clave para la conservación de los bosques y el mantenimiento de la biodiversidad y el clima del planeta. Reconocer y garantizar los derechos territoriales, el conocimiento y la experiencia de los pueblos indígenas es esencial para proteger los ecosistemas críticos. En la COP30, Greenpeace trabajará junto a los líderes indígenas para exigir dicho reconocimiento y una mayor protección contra la violencia y la persecución.

Un punto de inflexión para las personas y el planeta

La COP30 debe lograr un avance decisivo que aúne la acción climática y la protección de los bosques. Es el momento para que los gobiernos se comprometan a poner fin a la deforestación, eliminar gradualmente los combustibles fósiles, garantizar la financiación climática y proteger a quienes defienden la vida en la Tierra.

Desde Belém para el mundo, Greenpeace seguirá luchando por un planeta habitable donde prevalezcan la justicia, la biodiversidad y la estabilidad climática. El límite es 1,5 °C, una frontera que no debemos cruzar.

La lucha por nuestra casa común continúa.